
Durante el año pasado (2018), cientos de millones de personas en todo el mundo en Google introdujeron una variedad de búsquedas que contenían palabras tales como “cómo hacerse rico”, “cuáles son los hábitos de los ricos”, “quiénes son las personas más ricas”, “qué comen los ricos”, “qué tipo de automóviles conducen los ricos”, “cómo consiguen su fortuna los ricos”, “qué problemas tienen los ricos”, etc. Las búsquedas sobre riqueza y prosperidad, y sobre cómo alcanzarlas, al igual que el interés específico en personajes millonarios específicos, valen miles de millones. Y eso es refiriéndonos únicamente al motor de búsqueda web más grande del planeta.
Sobre los más adinerados se han escrito cientos de libros, tanto sus biografías como su forma de pensar, cómo toman decisiones o cuáles son sus hábitos cotidianos. Se buscan los patrones, esquemas y secretos ocultos con los que han logrado su increíble éxito.
Sin embargo, a pesar de que se han descrito una serie de patrones similares, aún no se ha descubierto una receta mágica, ni cuál es su gran secreto. La verdad es que ninguno de ellos pudo responder de una manera concreta a la pregunta: “¿Cómo sucedió?”. De hecho, a la mayoría no les gusta hablar ni presentarse ante los medios de comunicación ni hacer alarde de su nivel de vida; pero eso no impide que los medios de comunicación, los investigadores y las personas comunes los busquen y exploren. A continuación contamos un poco sobre tres multimillonarios famosos.
Amancio Ortega: el modesto chico español con principios
Cada año los primeros puestos de la lista de los más ricos en el contexto global se intercambian, aunque no de manera dramática; sin embargo, todos los años encontramos en primera fila al dueño de Zara, Amancio Ortega.
“Quiero que solo mis familiares, amigos y colegas me reconozcan en la calle”. Esta es una de las citas más populares y originales de Ortega, quien a lo largo de sus 80 años de vida ha concedido exactamente tres entrevistas, todas a periodistas españoles connacionales; sin embargo, sobre su biografía y su éxito se ha escrito mucho, y de manera muy informal. La receta de su éxito parece simple: velocidad, innovación y dedicación a los clientes.
La historia de Ortega parece tomada de un cuento: nació en una familia pobre y numerosa. Su padre fue un trabajador ferroviario, y por esta razón la familia todo el tiempo se la pasaba moviéndose de un lado a otro por toda España. A los 14 años, Ortega dejó el colegio y comenzó a trabajar en una tienda de ropa en La Coruña. Allí por primera vez ve desde adentro cómo es el que será su futuro negocio. Para Ortega los años siguientes son de mucho trabajo, y aunque en apariencia son años rutinarios, muy parecidos los unos a los otros, resultan de gran importancia en la formación de la mirada aguda que lo lleva a identificar que los clientes buscan modelos de ropa caros, pero que apenas unos pocos pueden darse el lujo de comprarlos. Esto le despeja el camino para llegar a convertirse en el millonario de hoy.
A los 27 años logra crear su primera compañía: GOA, que produce batas de baño en un taller de confección casero. Pero no produce cualquier clase de bata, sino imitaciones de toallas de lujo, que comienzan a venderse bien. Esta es la base sobre la cual se cimenta la que será su próxima compañía: Zara. A los 40 años, en 1975, Ortega le da vida a Zara, y su filosofía es la misma: producir ropa atractiva que sea digna de competir con las grandes marcas, pero a precios accesibles.
Los siguientes son años de crecimiento en España y en todo el mundo, y durante estos Ortega se convierte en multimillonario. Su concepto continúa basándose en la misma fórmula: clientes satisfechos y producción barata; sin embargo, a diferencia de la mayoría de los gigantes de la moda, Zara no subcontrata mano de obra barata de China, lo que le ayuda a mantener la calidad. La ropa es confeccionada en España, Portugal y Marruecos, para contribuir a preservar los empleos en estos países vecinos. La producción está organizada de tal manera, que en muy poco tiempo se pueden redefinir nuevos modelos en función de las preferencias de los clientes. “¿Un éxito increíble? Por favor, si apenas estamos empezando”, dijo Ortega hace unos años en una de sus escasas entrevistas, en la que agregó que la aspiración de Zara para este siglo se basa en la innovación y el crecimiento.
Warren Buffett: el curioso y paciente intelectual
Warren Buffett, quizás el mayor inversionista conocido, nunca se ha realizado una prueba de CI, pero su inteligencia es evidente, no es difícil de identificar. Su hermana dice que Buffett desde la infancia evidenció que él era un genio. Sus conocidos lo describen como inteligente, racional y razonable, paciente y pragmático, y modesto.
Warren Buffett no es un corredor de bolsa típico. Apuesta por las inversiones a largo plazo y al crecimiento global del mercado, ya que el mercado financiero, a pesar de sus crisis y colapsos periódicos, en el largo plazo, siempre está creciendo. Buffett es consciente de esto, y sabe esperar. En gran medida, su riqueza se acumula debido al efecto exponencial: la pequeña inversión inicialmente tiene un crecimiento lento, pero con el paso de los años el efecto se acumula y las ganancias comienzan a aumentar año a año.
A sus 11 años compró sus primeros títulos de valor, y hoy piensa que eso fue demasiado tarde. Después de asistir a una reunión de su padre con un amigo, un corredor de bolsa de Nueva York, Buffett se sintió inspirado y logró persuadir a su hermana Doris para que invirtieran. Con el dinero que tenían a la mano, ambos compraron seis acciones, cada una por valor de 38 dólares, de una compañía petrolera estadounidense. En los primeros meses las acciones perdieron el 30% de su valor, y Doris le reclamó que su idea había sido mala y que estaban perdiendo dinero. Así que cuando las acciones subieron de nuevo y alcanzaron los 40 dólares, Buffett las vendió obteniendo una mínima ganancia; pero luego lo sintió mucho, porque su valor aumentó hasta los 200 dólares. Esto impulsó al joven Warren a estudiar activamente la magia de la inversión. También aprendió acerca del efecto de la bola de nieve: si pones tu dinero en el mercado, este lo cuidará bien, pero después de décadas.
Con el paso de los años, Buffett se va haciendo socio de varias empresas, mientras espera a que su dinero se vaya multiplicando. En honor a la verdad, a sus 30 años ya tiene su primer millón. Continúa entonces haciendo inversiones activas y exitosas en empresas de diferentes industrias. A los 52 años ya tiene 376 millones de dólares, a los 54 tiene cerca de 1500 millones, y a los 59 tiene casi 4000 millones de dólares.
Hoy en día su fortuna es de 77.000 millones de dólares, y todos los días crece en cientos de millones. Sin embargo, esto no le impide seguir viviendo en la misma casa modesta que compró por 31.500 dólares en 1958. También hasta hace cinco años solía conducir autos viejos, hasta cuando en 2014 su hija le reclamó: “¡Es humillante! Tienes que comprar un auto nuevo”, y Buffett cambió el viejo Cadillac por un nuevo modelo.
He aquí su filosofía en dos citas:
- “Hoy alguien puede sentarse a la sombra porque hace mucho tiempo alguien más plantó un árbol”. En otras palabras, planea a largo plazo en lugar de perseguir una ganancia rápida.
- “Regla 1: nunca pierdas dinero. Regla 2: nunca olvides la regla 1. Existe un riesgo, cuando no sabes lo que estás haciendo”. En otras palabras, piensa antes de ir a la gran negociación.
George Soros: el filántropo impulsivo e intuitivo
¿Crees que la única clave para el éxito son la paciencia y la sensatez? Si George Soros hubiera seguido los pasos y el comportamiento de Buffett probablemente sería un completo fracasado. Cada uno encuentra su propio camino, si se conoce bien y cree en sí mismo, y Soros es bastante literal acerca de esto:
“Confío mucho en los instintos animales. El dolor de espalda me dice qué está mal. Por ejemplo, el dolor de espalda en la columna vertebral apunta a un problema de inversión a corto plazo; en el hombro izquierdo, es un problema en las operaciones de cambio de divisas. El dolor indica qué corrección quiere que haga, de una forma que no podría lograr de otra manera. Este, por supuesto, no es el método más científico de la gestión de inversiones”.
No lo es, pero obviamente para él funciona. Soros es un hombre intuitivo e impulsivo. A diferencia de Buffett, él no permanece a la espera. Su fortaleza está en las inversiones a corto plazo, en ventas rápidas, en operaciones especulativas administradas por un fondo de cobertura; en otras palabras, es un hombre de riesgo. Gracias a una especulación monetaria que hizo en 1992, logró desmoronar la libra esterlina en un solo día. Este experimento es emblemático, y es conocido en la historia económica como el Miércoles Negro. Durante este, el banco central británico pierde más de tres mil millones de libras, y Soros gana más de mil millones.
Además de sus juegos en la bolsa de valores, George Soros también es conocido por su trabajo benéfico en todo el mundo. La razón se puede encontrar en sus orígenes: antes de encontrar su vocación en Nueva York, Soros huyó de un campo nazi en su Hungría natal. En ese entonces tenía solo 17 años. Después llega a Londres, donde estudia filosofía en el London School of Economics, y gana dinero como ferroviario y camarero. Después de graduarse se presentó a todos los bancos de Londres, pero no lo contrataron en ninguno, y comenzó a trabajar como vendedor en una empresa mayorista. Más tarde fue recibido como empleado bancario; en sus palabras, porque su jefe también era húngaro. En la década de 1950 viajó a los Estados Unidos, y durante muchos años fue comerciante y analista en la Bolsa de Nueva York, mientras fundaba su fondo de cobertura (hedge fund) en la década de 1970, cuando tenía 40 años.
Una década más tarde decide que ya es lo suficientemente rico como para comenzar a cambiar activamente el mundo. En 1979, lanzó una iniciativa de caridad para estudiantes en Sudáfrica. La primera sucursal de su Open Society Foundation se estableció en Hungría, y después de la caída del comunismo, en la mayoría de los países de Europa del Este. La misión de Soros es respetar las libertades humanas y el derecho a la información. Apoya una serie de iniciativas de derechos humanos: mujeres, minorías étnicas, discriminación basada en el género y la religión, educación y gobierno democrático en países alrededor del mundo.
“Saben, antes de ser un inversionista también fui un ser humano. Mi filantropía no tiene nada que ver con la culpa o con un intento de suavizar la imagen. Lo hago porque puedo y porque creo en lo que hago”, explica George Soros.
Su método en la Bolsa de Valores es el siguiente: primero escucha a todos sus asesores sin dar ninguna opinión, y luego consulta la decisión con la almohada.
“No se trata de análisis ni de predicciones, es solo coraje. Es difícil de explicar. Dicho de manera coloquial, debes tener los pantalones bien puestos y apostar todo a una carta en el momento adecuado”. En otras palabras, actuar a tiempo en lugar de pensar y analizar demasiado.
Enriquecimiento aplicado
Uno puede sacar muchas conclusiones de las historias de estos grandes inversionistas. Algunos de ellos tienen cualidades aplicables y útiles para todos, y otros tienen que descubrirse por sí mismos; sin embargo, las tres historias anteriores muestran claramente que:
- No necesitas tener un fondo especial, suerte o milagro para lograr tus sueños.
- Necesitas tener principios y mantenerlos. Ser atento y leal con todos, incluso con tus subordinados.
- Observar lo suficiente como para hacer mejor lo que otros no hacen.
- Ser paciente y pensar en perspectiva sobre el futuro.
- Creer en ti mismo y en las señales de tu intuición, más que en consejos y reglas.
- Actuar con determinación, sin reaccionar de forma exagerada o malgastar el dinero en pendejadas. Primero lo ganas, luego lo multiplicas, y finalmente piensas en cómo gastarlo para alguna causa idealista.
- No dudes y ten los pantalones bien puestos, para que no te pierdas el momento oportuno cuando llegue.
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