
Las fiestas de disfraces han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad. En Roma, bailaban disfrazados para las fiestas a Saturno; en Irlanda, bailaban alrededor de enormes fogatas vestidos como animales; en Venecia, usaban las memorables máscaras del Carnaval; en los Estados Unidos, las calabazas; y en México, las catrinas.
Sin embargo, la tradición de Halloween comenzó en el norte de Europa.
Los celtas creían que durante Samhain, la última noche del año, las puertas de nuestro mundo y las del mundo de los espíritus se abrían, y las hadas, las criaturas y otros espíritus podían caminar por la tierra.
Esa noche, algunos bromistas se disfrazaban con pieles de animales, máscaras y tintes para hacerse pasar por sus antepasados. Según parece, algunos hacían trucos para obtener comida en las casas que visitaban, y por eso se extendió la costumbre de dejar golosinas como ofrendas en los jardines. En cambio otros se disfrazaban para esconderse, porque no querían que los espíritus los encontraran.
Años después, el papa Bonifacio IV transformó esta celebración en el Día de Todos los Santos. Así continuó la tradición de la fiesta y de disfrazarse, y el nombre en inglés All Hallows’ Eve (la víspera de Todos los Santos) se convirtió en Halloween.
Las primeras fiestas de Halloween en los Estados Unidos datan de 1920, pero habían sido llevadas casi un siglo antes por los irlandeses, cuando llegaron a este país con sus tradiciones.
Disfrazarse
Para planear tu disfraz piensa en esto: ¡podrías esconderte detrás de un disfraz y no ser reconocido!
Eso es francamente genial.
Podrías ocultarte detrás de una máscara (o de una caja), de bastante maquillaje, de una peluca o de un par de muletas para simular ser alguien que no eres. Un disfraz es perfecto para asustar a alguien, pero también para armarte de confianza y saludar al jefe o tratar de enamorar a alguien.
En efecto, el disfraz te da permiso para ensayar ser alguien que te gustaría ser, ser recursivo o parecer tonto, y no ser juzgado, mientras estés en modo disfraz Halloween.
¿Has visto ejemplos de disfraces graciosos?
- ¿Qué tal pegarte cajas de cereales en la camiseta? Si te pintas en la cara un gran bozo blanco, todo el mundo entenderá qué prefieres desayunar.
- Puedes jugar con las sombras de Grey y vestirte de gris de pies a cabeza. No es seguro que logres un efecto sexy.
- La barriga como parte de un aguacate es un clásico.
O puedes pensar en un genérico:
- Un monstruo
- Un superhéroe
- Un rockero
- Un justicieros
¿Qué disfraz escoger?
¿Todavía no tienes buenas ideas?
Algunas personas prefieren vestuarios elegantes; otras, disfraces cómodos para poder bailar, y unas pocas, hacen disfraces creativos que son la sensación de la noche.
¿Cuál prefieres?
Utiliza el disfraz para comunicar algo de tu personalidad. Elige uno de estos, no te compliques:
- Un recuerdo de infancia. Mira tus fotos a ver qué se te ocurre.
- Un deseo: ¿qué tal de mapa, que te lleve a Europa?
- La pasión por algo; por ejemplo, el tango, las motos, el fútbol.
- El interés por ensayar nuevas cosas (¿dijiste bucear?).
- Asustar es siempre muy divertido.
- Llamar la atención es perfecto si no has logrado que se den cuenta de que existes.
- Rendir homenaje a personajes que alegran la vida, esto es genial:
- Futbolistas (¿James, Falcao, Duvan?)
- Ciclistas (Nairo, Rigoberto, Gaviria, Miguel Ángel, Egan…)
- Personajes históricos (Bolívar, Churchill, Napoleón)
- Personajes de época (hippie, ochentas, cincuentas)
- Personajes de programas y películas (Harry Potter, Betty, la Mona)
- Artistas (cantantes, presentadores, humoristas)
- Cuentos infantiles (la Sirenita, Caperucita Roja, Alicia, la Bestia, el Príncipe)
- Animales (con el maquillaje se hacen bellos disfraces)
- Objetos (muchas embarazadas se visten de lavadora y de balones)
- Oficios y profesiones (médico, chef, guía turístico)
- Políticos (Trump sigue de moda)
- Culturales (una manta guajira, un arhuaco o un árabe, por ejemplo)
Causarás sensación en las fiestas de Halloween si estudias el personaje y aprendes a imitarlo.
¿Quieres asustar?
Muchos disfraces de Halloween están diseñados para asustar. Normalmente, pertenecen a personajes “malos” de películas y de series. ¿Quién no se asustaría ante un zombi o ante el enemigo de Superman?
Pero hay otros que no son monstruos, y espantan.
Tiene que ver con las máscaras. Sí, hay muchas máscaras que no tienen una expresión definida, y la traducción de estas que hacemos en nuestra mente es que “no sabemos qué intenciones tiene”. Esos realmente causan estrés.
Si logras conseguir una máscara de los personajes de Casa de papel, nadie te reconocerá. Algo te podrás robar: un beso, una mirada.
Lo que más podría provocar una reacción negativa son tus ojos. Un maquillaje que los dramatice, unas gafas oscuras o una máscara que no permita ver tus ojos causarán inquietud.
¿Dónde conseguir un disfraz?
Ya que el juego ha comenzado, despierta tu creatividad y tu recursividad. El hecho de dedicarle tiempo a pensar cómo será el disfraz de Halloween, a estudiarlo e imitarlo es parte del juego de cambio de roles.
Muchos disfraces están listos, guardados en bolsas. Otros se construyen con elementos tomados de aquí y de allá. Busca en:
- El armario de las abuelas o el clóset de tus hermanos mayores.
- Las tiendas de ropa usada.
- Los anticuarios, los pulgueros.
- Las máscaras de los sobrinos.
- Las tiendas de alquiler de disfraces.
- Las tiendas online.
- El cajón de maquillaje de las mujeres de tu casa.
- El disfraz viejo de un amigo.
- El cuarto útil.
- La parte de arriba de tu clóset, donde guardas lo que casi no usas.
¿Con quién vas a jugar?
Con el disfraz puedes sorprender incluso a tu pareja; sin embargo la mayoría de las parejas resuelven el tema juntos: los Trump son una gran opción, un par de bobos de pueblo, Armando y Betty, Nicolás y Betty, los Reyes, Mickey y Mini o un par de huevos con jamón.
Otra opción es disfrazarte en grupo: un equipo de beisbolistas o de natación, o de personajes de grandes series. ¿Suena a comparsa? Pues, por eso es tan divertido.
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